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Filolaberinto

Televisión

Ayer nos llegó el primer aviso de amigos bolivianos recomendándonos no viajar por ahora al país. Es la primera vez que esto se plantea. Las noticias van apuntando a lo peor. Me quedo helado. Por el viaje, por la situación en el país, por la gente que conozco allí y que no sé cómo saldrán de todo esto. Ayer veo de refilón en un programa llamado pecado original una noticia sobre Bolivia. Es un programa de humor que caricaturiza a los personajes principales de la política nacional e internacional. De repente aparecen las imágenes de Mesa renunciando al cargo y pidiendo desprendimiento. Un comentarista estúpido, con voz de payaso, ridiculiza la frase. Dice que no le extraña que ante ese discurso los bolivianos tiren piedras. A continuación, aparecen imágenes de combates en las calles. Se me revuelve el estómago y me doy cuenta de esto: ¿cómo frivolizar con algo tan serio, con una situación en la que la gente se está jugando la vida? Sólo porque se ve desde fuera. Pero ¿de verdad estamos fuera? Programas como ese, y tal vez la televisión, nos sirven para creer y hacernos la ilusión de que la injusticia, el desprecio, la indignidad, están fuera y que no nos tocan. Y también para creer que aquello es solo horror, cuando no es así, cuando hay protesta justa, indignación ante lo intolerable, valor, esperanza. Durante unos días no podré ver la televisión.
¿Cómo estarán Raquel y su familia, Lucho y los suyos, Oscar, los voluntarios que conocí en el Alto? Y los niños de kidlink , y Silvia y los amigos de Kami.
Tomado de "Diario Boliviano" en kamibolivia.blogspot.com

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